El cambio de nombre y de logo es muy arriesgado cuando la imagen de la entidad tiene gran penetración y está muy consolidada, por lo que se tiene que estar muy seguro antes de tomar ninguna decisión. Además, el gran esfuerzo a nivel de inversión publicitaria y de patrocinio que requiere, convierte en imprescindible asegurarse.
Lo normal es que tras procesos de fusión, compra o adquisición se cambie el nombre a la entidad, pero también hay otras causas importantes: cambio de público objetivo, estrategia comercial..., necesidad de modernidad y dinamismo en un sector tradicionalmente anquilosado, obsolescencia de elementos del logo, etc.
Lo realmente importante es que la marca recoja la estrategia y los valores que la entidad tiene o va a tener.
¿Conoces alguna marca que haya evolucionado? ¿Cuál?