Nuestra relación con
el arte empezó ya con nuestro nombre, pero el “arte” se ha ido convirtiendo
también en otras muchas sorpresas para Markarte como emprendedor.
Casi todos los que componemos Markarte venimos
de empresas multinacionales donde hemos desarrollado nuestra actividad con
prácticamente total seguridad. Sí es cierto que nuestro comportamiento de
compromiso hacia la empresa y hacia nosotros mismos nos hacía un tanto
“diferentes”, a veces hasta podríamos parecer desde los más “pelotas” hasta los
más problemáticos, pero seguramente había otras explicaciones que luego nos
llevaron a lanzarnos a esta aventura.
Una vez que decidimos embarcarnos
en Markarte surgió,
verdaderamente, la incertidumbre, el
no saber nada del mañana, del mañana cercano en la mayoría de las ocasiones.
Tuvimos que pasar, de forma individual y personalizada, por un proceso de adaptación muy importante, a
veces excesivamente duro y complicado. Todo para llegar a este nuevo estadio
que habíamos elegido. Si bien el algunas ocasiones no era totalmente elegido,
sino por obligación.
Hemos ido aprendiendo según
íbamos haciendo el camino, tropezando, analizando, mejorando poco a poco. El principio fue muy ilusionante, un reto
que asumimos con fuerza y ganas, pero continuar el camino es lo más duro, lo
más difícil, y mantenerse es el mayor
reto que vamos a encontrarnos. Por lo
que el emprendedor casi se puede decir que
nace para vivir en dicha incertidumbre.
El arte
de no quemarse
La pasión, las fuerzas, la
constancia, la ilusión…, son actitudes propias del emprendedor, que, en Markarte desplegamos desde el primer día, pero
no siempre permanecen a nuestro lado y hay que saber diferenciar éstas de otras
que pueden aparecer para confundirnos, como el cansancio, la apatía y la
debilidad. Hay que separar unas de otras y no dejarse abatir, tenemos derecho a estar cansados, a ser
débiles de vez en cuando y a no poner pasión a todas las cosas diarias, pero nunca podemos perder la ilusión
por nuestro proyecto, entonces sí estaríamos acabados. Permitámonos algunas licencias, sólo
son pasajeras y nos traerán ilusiones frescas
y renovadas para poner en marcha.
Nuestro Director de Marketing, Jonás Vilbazo,
nos recomienda varias cosas: “Ponte
límites, descansa y relájate de vez en cuando, es bueno para ti y para tu
negocio”.
El arte
de seguir caminando
Hemos asistido a sesiones de
coaching y hemos ido percibiendo poco a poco cómo nuestras prioridades
cambiaban, hasta nuestra manera de ser y de vivir, ya que uno de los
principales elementos en la persona emprendedora es la “actitud”.
Tenemos que estar convencidos de
que si trabajamos duro, obtendremos resultados tarde o temprano. Por eso, es
importante la actitud positiva, el optimismo y la sonrisa hasta en los peores
momentos. A esto, sólo se llega trabajando duro con constancia y con grandes
dosis de ilusión.
La dureza de cada paso hace que
surjan momentos de frustración, no somos
invencibles, pero hemos de apoyarnos, entonces, en otros ámbitos que nos
rodean. La familia y los amigos que
nos aportan abundante energía. En el
deporte encontramos el aprendizaje para competir y superarnos. También
debemos asumir las críticas, que de
vez en cuando nos hace bajar de nuestra nube y finalmente y, porque no,
escuchar esos comentarios positivos
de terceros que observan nuestro trabajo y nos animan a seguir.
“Llénate
de pensamientos positivos y difúndelos por doquier, contagia el optimismo y
sonríe, aun en los peores momentos, sé que es muy difícil pero finalmente recompensa”, nos
comenta Pilar Esteban, Directora General
de Markarte.
¿Qué tipo de emprendedor te
consideras?
¿Qué te cuesta más asimilar de
todas las cualidades que hemos comentado?
A mí, sin duda alguna, la que más me costó fue la inseguridad, principalmente la económica.
A mí, sin duda alguna, la que más me costó fue la inseguridad, principalmente la económica.
Espero vuestros comentarios.
Saludos y feliz año. Pilar Esteban
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